Se divulgó por redes sociales con el #Vibramexico. La convocatoria tenía sentido: un rechazo total a la actitud que el hombrecillo naranja ha tenido hacia nuestro país y hacia nosotros mismos desde su candidatura y ahora desde la presidencia de Estados Unidos, nuestro vecino y principal socio comercial.

Al principio dudé en asistir. No había marchado desde aquella vez en la que Alejandro Martí, tras el secuestro y asesinato de su hijo, provocó la marcha por la Paz, aquella de la que también se rieron y por la cual nos llamaron «pirrurris».

Mi hijo, de 12 años, tampoco quería ir. Me dijo que qué caso tenía marchar, lo dijo en serio. Su mamá y yo le explicamos que si bien los resultados de una marcha pueden no ser inmediatos, a lo largo de la historia ha habido manifestaciones que, al ser multitudinarias, han generado cambios importantes en la humanidad. Asistió excéptico a su primer encuentro con una manifestación.

Comencé a leer críticas fuertes a la marcha y a quienes marchamos, pues supueestamente al hacerlo estábamos «apoyando al presidente Peña Nieto», o que la marcha había sido convocada por las élites empresariales, por quienes han sido tachados de enemigos del pueblo, como el «malévolo» Claudio X. Gonzálezo el «despiadado» Enrique Krauze. La marcha no era suya, entonces no valdría absolutamente de nada.

Aún así me animé a ir. Quería, recordando aquella multitudinaria marcha por la Paz, que diego viera la unidad de los Mexicanos, que parece que antes podría darse. Quería que vibrara como yo al ver a todos vestidos de blanco, enarbolando una causa justa y generando amor por México. No fue así.

Llegamos puntuales a las 12 al metro Auditorio y la marcha ya estaba iniciando. Imaginamos que demoraría un poco, pero justo alcanzamos a entrar en lo que pienso que era la mitad del contingente. Compré una bandera de México, aunque había de «Fuera Trump» y de «Fuera Peña», que curiosamente era la más vendida.

Caminamos entre consignas débiles, entre quienes no saben marchar, porque prácticamente nunca lo hacen, pues no tienen un padrino, un líder sindical o alguien que los coordine, que diseñe adecuadamente las frases legendarias que sólo se acomodan al villano en cuestión. Sabíamos que marchábamos por México, pero fuera de ahí, no había mucho más.

Como aquella vez se notaba una marcada presencia de la clase media y media alta. Los niños y niñas bien, los güeritos. Parecía que de ahí varios se irían a los toros o a comer a algún restaurante de Polanco, Roma o Condesa. De acuerdo con lo que leí en redes sociales, eso está mal. El clasemediero no puede marchar, no podemos marchar porque no formamos parte del «pueblo bueno», porque si marchamos es que nos convocó «Televisa», porque fuimos manipulados por la extrema derecha, imagino que directamente recibimos un telefonazo del mismísimo Salinas.

Llegamos a la glorieta del Ángel de la Independencia. Ahí noté que había vallas, que estábamos cercados pues del otro lado estaba la marcha que había convocado Isabel Miranda de Wallace, la que sí dijo: «El presidente sí tiene quien lo defienda», la que le dio en la madre a todo, pues. De su lado no se veía gente y después supe que alguien trató de agredirla. Mal por ello, aunque yo esté en desacuerdo con su postura no llegaría a tanto como para agredira, pero en México hay que pedirle permiso a las buenas conciencias para saber por qué sí y por qué no se puede marchar.

Aquí no había profesionales de las marchas. Ya los organizadores estabn siendo miuy cuestionados y creo que ninguno quiso dar la cara. Tarareamos descoordinadamente el himno nacional y la gente comenzó a retirarse. Salió mal. Ni modo. hay que aceptarlo.

No fue la convocatoria prevista, si acaso se contabilizaron unos 20 mil manifestantes. El que no hubiera disturbios se volvió en un argumento de quienes no nos dejan marchar para afirmar que estaba patrocinada por el gobierno, que era complaciente. Y no, no lo fue. Los «Fuera Peña» abundaron. No estábamos ahí para defender al presidente, pero ya tapoco podíamos apoyar a México, que se divide en lo básico, que no se pone de acuerdo ni para una marcha.

Mi hijo se vio desilusionado, apagado. Curioso, tal vez, de ver a tanta gente, pero no hubo efecto en él. Habrá que volver a intentar. Tal vez tengamos que unirnos al eterno reclamo de «Ayotzinapa», o «Tatlaya» o algo así, para que podamos ser escuchados, para que nos dejen marchar.

Porque quedó claro que no, que no todos podemos marchar. Que no todos tenemos la «calidad moral» para manifestarnos, porque o nos manifestamos por todo o lo mejor es que nos quedemos en casa. Porque no tenemos una afiliación política, porque no somos ciudadanos. Porque en México se han encargado, quienes obtienen de ello dividendos, de hacernos creer que tener dinero es malo. Que la clase media, al no estar cerca del México bueno, no tiene derecho a manifestarse por nada.

Dos días después se lee por todos lados el fracaso de la marcha. Yo digo que es el fracaso de un país.

 

 

El conflicto de la CNTE

Publicado: junio 27, 2016 en Uncategorized

Mucho se ha dicho ya sobre lo que ocurrió la semana pasada en Nochixtlán, Oaxaca, cuando una serie de grupos que se han aliado con la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que mantienen bloqueados distintos puntos del estado, fueron desalojados por elementos de la Policía Federal, con un saldo de 9 muertos y más de 100 heridos, cabe decir que de ambas partes.

En estos días, es muy común entrar a redes sociales para estar enterado de distintas opiniones sobre este tema. La verdad, es que los grupos son cada vez más manipulables, convencieros y tercos. Me refiero a los dos lados, desde luego, pero mucho más aún a ese grupo de personas hartas ya del «sistema», del PRI en el poder y de la serie de lo que consideran injusticias. No hay argumento que los convenza, pues no se necesitan hechos, sino consignas, para convencerlos.

Hoy, para economizar las marchas, Andrés Manuel López Obrador y sus grupos aliados salieron a protestar por todo: La reforma educativa, los 43 de Ayotzinapa y pues ustedes ahí súmenle lo que gusten. ¿No te gusta y crees que Peña Nieto tiene la culpa? Súmate, que de por sí ya estamos marchando.

El hecho es que se les olvida que este tema no es nuevo. Los estados en conflicto, curiosamente los más atrasados en materia educativa y económica del país, han estado en conflicto desde siempre. De las normales rurales han salido guerrilleros, que hoy apoyan el movimiento a través ya de un incontable número de grupos, variantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el Ejército Popular Revolucionario. Su «lucha» no es nueva y ha sido bien acogida por el movimiento magisterial opositor a la entonces dirigente elba Esther Gordillo. Siempre cuidaron ambos en separar a la CNTE del SNTE.

Durante muchos años, la sección 22 de la CNTE ha tenido lo que ha querido, a través de contubernios con el gobierno a cambio de votos, chantajes, marchas, paros y violencia si es necesario. Cualquier oaxaqueño (especialmente los productivos) con el que platiquen puede decírselos: Los maestros imponen sus condiciones un día sí y el otro también. O hacen lo que ellos quieren, o se atienen a las consecuencias.

Este grupo ha avanzado no sólo en su capacidad de organziación, sino también en su estrategia de propaganda. Ellos nunca son los violentos, sino «grupos de choque del gobierno» o «infiltrados», así excusan todo. A miembros de su organziación se les han comprobado secuestros, homicidios y cosas menos fuertes, pero igual de graves, como robos, saqueos y destrucción de patrimonio histórico. En el conflicto anterior, Flavio Sosa, uno de sus líderes, fue detenido por destruir patrimonio, pero no sólo salió, sino que ahora es diputado por MORENA. En esa ocasión, durante el conflicto, murió Brad Will, un reportero que estaba del lado de los «maestros». Siempre se quiso achacar esa muerte al gobierno federal.

Hoy están presos Rubén Núñez, por lavado de dinero y el secretario de la CNTE. La petición de la marcha de hoy es su inmediata liberación, así, al margen de la Ley, porque ellos los consideran presos políticos. La serie de demandas que tiene el pliego petitorio de la CNTE, que pasan por un estado de excepción de la aplicación de la Ley no está hecho para que el gobierno lo cumpla. De hecho no les conviene. El mejor negocio está en el conflicto, pues es de lo que han vivido 20 años.

Por eso hoy da risa que los intelecuales y revolucionarios de Facebook se vayan con la finta de que esto tiene que ver con una reforma educativa, que sí, tiene mucho de laboral (era necesaria). No señores, esto tiene que ver con que la reforma afecta los intereses y negocios de este grupo sindical que nunca ha visto por los intereses de sus agremiados. Los líderes ven que, al ser potestad del gobierno el pago de sueldos y la asignación de plazas, su principal negocio se les va de las manos. Y para ganar adeptos, bloquean las oficinas donde se distribuyen los cheques de los maestros para culpar al gobierno Federal. Bloquean porque los cheques vienen con los merecidos descuentos aplicados por no presentarse a dar clases.

Y los muertos de hace ocho días en Nochixtlán son un combustible perfecto para el «movimiento», para llamar al gobierno asesino, para echarle una culpa más a Peña Nieto, el villano favorito, culpable de todo lo que no nos gusta. Los líderes de la CNTE no pueden estar más felices de que se haya derramado sangre, porque esto los fortalece, los reivindica con un sector enojado con el gobierno, les gana adeptos.

Y al movimiento se unen los de siempre, los Martí Batres, los Fernández Noroña, el eterno López Obrador… los que saben que sacan una enorme raja política y de popularidad con estos acontecimientos. Ellos no se manchan las manos de la gasolina de las molotov, no se ahogan con el gas lacrimógeno, no se descalabran con las rocas, ni se arriesgan a las balas. Para eso están los pobres, los pobres de siempre.

Y los periodistas e intelectuales, que cómodamente desde sus escritorios se unen y alían con los que siempre han destrozado todo lo que tocan. Los Ackerman, Los Villamil, la eterna Aristegui. Ellos tampoco se arriesgan a nada, pero saben qué fibras tocar para que la gente, enardecida, pida que muera Peña, que se destituyan a todos los funcionarios, que sucumba el Estado. No creo que sepan ni para qué lo quieren.

Y los revolucionarios de Facebook y Twitter. A quienes no les acomoda nada, a quienes nadie puede cuestionar sin ser catalogado como «vendido», «Peñabot», «Desinformado». Pero ellos no me preocupan. Ninguna revolución vendrá de ahí. Son demasiado huevones como para ir a una marcha o para hacer algo de verdad. Sólo son felices sacando sus complejos desde el teclado. Esperando que alguien más haga lo que ellos no se atreverían a hacer ni en su casa.

 

Más allá de un «like»

Publicado: septiembre 6, 2013 en Uncategorized

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Los invito a hacer un breve recorrido conmigo a 272 kilómetros del puerto de Veracruz. A una hora de Orizaba. A adentrarnos en la sierra de Zongolica, la región más pobre del estado de Veracruz y la tercera más pobre del país.

Ahí está el poblado de Oxtotitla, en el municipio de Tequila. Dentro de una casa hecha de madera, una madre joven se levanta temprano para ir por agua. Debe caminar dos horas de ida y dos de vuelta. El camino es resbaloso, pues casi siempre llueve. El viaje que realiza descalza bien vale los 40 litros que ha de llevar a cuestas con un palo y dos cubetas.

En casa se han quedado sus hijos. El más pequeño desayuna café en un biberón. ¿Leche? tal vez un par de veces al mes, cuando hay dinero. Los mayores desayunarán quelites, comerán quelites y cenarán quelites que recolectan caminando alrededor del pueblo. El gobierno no está. «Vive lejos y nunca viene», afirma una de sus habitantes al reportero Alberto Tinoco. Las manchas en sus caras no pueden ocultar la verdad de su desnutrición. No lo saben, pero los mayores de dos años han sufrido ya daños físicos y mentales irreversibles por su mala alimentación.

«Cocinan» los quelites en una fogata al centro de su pequeña vivienda. No tienen baño. Pocos niños van a la escuela, si se puede llamar así. Es un aula descuidada y casi nunca hay maestro. Esa es su realidad. A eso sabe la pobreza.

¿Por qué se llama este post «más allá de un like»? Porque constantemente en Facebook vemos fotos en las que se ven mascotas maltratadas, cacerías de delfines y muchos otros males que aquejan a nuestro mundo y que son causadas por el hombre. Te invitan a «darle like» para «acabar» con esos males.

¿A quién engañamos? ¿Qué estamos pensando cuando damos «like»? (yo personalmente nunca lo doy e invito a mis contactos a evitar postear este tipo de cosas). ¿Creemos que estamos ayudando? ¿nuestra conciencia se tranquiliza?. Cada quién lo hará por sus motivos, pero puedo jurarles que en nada incidirá nuestro click para cambiarlo.

La historia con la que comencé tiene dos partes. Hace poco más de dos años el poblado de Coximalco, en la misma Sierra de Zongolica, estaba en esta misma situación. Hoy el panorama es distinto. hace poco celebraron por primera vez una «fiesta del pueblo», pues nunca antes habían tenido ni recursos ni motivos para festejar.

Hay flores para la fiesta. La mayoría de las casas ya tiene un baño en el exterior y una cocina ecológica que ellos mismos ayudaron a construir cerca de la salida de su casa (no al centro donde dañaban sus pulmones con el humo). Muchas tienen sistemas de recolección de agua de lluvia (¿ya dije que llueve mucho verdad?) que evitan esas caminatas de 4 horas.

Afuera de muchas de las viviendas ya hay una pequeña huerta y algunos animales de granja. Ellos mismos han aprendido a cuidarlas, a aprovechar sus productos y, como es el caso de la fiesta, a sacrificar alguno para darse un buen taco.

Cada mes, un médico evalúa el grado de nutrición de los niños de la comunidad con una simple gota de sangre. Hay tiempo para evitar la desnutrición. En cada proyecto ha participado la comunidad, desde la definición de sus prioridades hasta la construcción de sus soluciones.

Esto ha sido obra de Fondo para la Paz, I.A.P., que preside Gabriela Gout y que dirige de manera extraordinaria Gustavo Maldonado con un equipo apasionado por combatir la pobreza en México de una manera sistemática. «Es inaceptable el nivel de pobreza en México», afirma Gabriela Gout. Yo digo que es insultante.

Puedes tomar unos minutos para ver el siguiente video: «Regreso a un lugar en las nubes», que muestra la gran diferencia que han logrado en Coximalco:

Su seria labor, reconocida con los premios «Eugenio Garza Sada», reconocida como la Indesol por sus «mejores prácticas sociales», distinguida como una de las asociaciones autorizadas para recibir fondos del Dalai Lama y merecedora de distintos premios, entre los que se encuentra el Premio Nacional Monte de Piedad, llegaron a mí hace cuatro años gracias a un buen amigo. Me gustó porque enseñan a pescar, no sólo dan pescado.

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Y no es tan impresionante su labor, como la que tu y yo podemos hacer con casi nada. La metodología para potencializar los recursos de sus donadores recurrentes garantiza que cada peso se multiplique por tres (gracias a empresas privadas y gobiernos nacionales e internacionales) y sus resultados sean tangibles en las comunidades que ha impactado desde hace 19 años.

Te invito, entonces, a dejar de formar parte de la sociedad que se queja del gobierno, de las marchas, de los maestros, de las reformas, de todo aquello que no puede controlar y hagas algo en lo que SÍ puedes incidir. Yo decidí convertirme en su Embajador y por eso te escribo estas líneas.

Puedes involucrarte con una aportación mensual de $300 pesos o ir un poco más allá, convirtiéndote en alguien que difunda la labor de Fondo para la Paz y ayude a obtener más recursos.

Como ves, no te estoy pidiendo un «like». Sí, te estoy pidiendo que metas la mano a la bolsa, que compartas algo de lo que México, no el gobierno, sino México te ha dado. Aquí haces negocios, aquí tienes un empleo y esta es tu oportunidad de devolver algo más allá de los 5 pesos que das en la calle. Uno de los vocales de Fondo para la Paz decía contundentemente: «La única diferencia entre ese niño con la carita manchada y tu hijo o tu mismo, es el lugar en el que les tocó nacer».

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A veces, en el ajetreo de nuestra vida entre la oficina en Santa Fe, nuestras copas en la Condesa, nuestros viajes a la Playa y comidas en Polanco se nos aleja, se nos borra el México pobre que se esconde detrás de la neblina de la Sierra Zongolica. Pero ahí está. Existe. ¿Quieres ayudar más allá de la retórica y de los lugares comunes? Contáctame y yo te digo como.

Entra aquí para conocer de cerca a Fondo para la Paz: http://www.fondopaz.org/

El país de las No Reformas

Publicado: agosto 20, 2013 en Uncategorized

Muchos se burlaron del entonces Secretario de Gobernación Santiago Creel, cuando acuñó la frase de «sospechosismo», pero no pudo ser más atinada. Vivimos en una sociedad que, por su estado de maduración democrática, vive en el sospechosisimo total. nadie cree en nada ni en nadie.

De ahí que cada discusión que se plantee sobre la mesa, caiga muy fácilmente -pero muuuuy fácilmente- en posiciones totalmente extremas. Se toma el bando de los «buenos» o de los «malos» de acuerdo con nuestro lado de la mesa. Vivimos ya, dos elecciones presidenciales en las cuales el sospechosisimo fue la constante y la «discusión», si es que puede llamarse así, estuvo totalmente polarizada.

No hay, entonces, manera de analizar los claroscuros de cada propuesta, ni voluntad de encontrar el punto medio. Como sociedad, pensamos fácilmente que algo , o alguien, es capaz de salvarnos o hundirnos. Pocos pensaron que fuera viable analizar seriamente las propuestas de AMLO, o bien era un «peligro para México» o era el «salvador de todos nuestros males». Un ser perverso que quería hundir al país y a las instituciones (comparado muchas veces con Chávez), o un ser inmaculado, el más honesto de los políticos, adalid de la democracia y salvador de todos los desvalidos.

El otro lado de la moneda era Enrique Peña Nieto. Una audaz pregunta, que no supo contestar, fue más que suficiente para catalogarlo eternamente como inculto y hasta estúpido. Yo no hubo más. Como si quienes lo vieron fueran capaces de citar -o inclusive leer- tres libros. Para otros era la garantía de volver al «malo por conocido», después de la debacle del PAN. Otra vez, o era un perfecto idiota manejado por los dinosaurios de Atlacomulco, o una garantía de que las cosas irían mejor.

En ese nivel de conciencia estamos en general como país. Hoy se discute una reforma energética y se pelea en las calles la educativa por parte de los «maestros» de la CNTE. 

Nuevamente estamos mostrando nuestra incapacidad para entender un tema y dialogarlo como nación. Para unos, ya nació muerta pues es «privatizadora», ya que viene del PRI y, por ende, no debe ser buena para México. Otros defienden el petróleo como si de verdad fuera de los mexicanos y hablan del enriquecimiento de «unos cuantos», sin saber que ya desde hace mucho son sólo 5 familias las que tienen el negocio del transporte de hidrocarburos en México, 5 familias millonarias. 

Se aprendieron el dogma de Tata Lázaro y prefieren ahogarse en el petróleo que buscar alternativas viables de inversión privada que harían a Pemex una empresa rentable, como Petrobras, Repsol o Statoil.

Claro, tampoco se trata de tragarse esos comerciales mamertos que ha sacado el gobierno Federal, que quieren hacernos creer que una vez que pase la reforma entonces sólo tendremos que «administrar la abundancia», casi casi. No es la primera vez que lo escuchamos.

Mi punto es que esta reforma ni va a hundir a México o entregar «nuestro» petróleo a los extranjeros, ni será la panacea que permita a millones de mexicanos salir de la pobreza. 

Será la capacidad política del PRI, que en eso algo saben, la que nos demuestre si este país puede dejar de ser el país de las «no reformas». Ya el PAN en su momento demostró la incapacidad total para manejar este tipo de reformas, entregando en concesiones absurdas los puntos fundamentales para una transformación de fondo. 

Total, que se presenta una reforma educativa que no será capaz de cesar a malos maestros, que a lo mucho los mandará a realizar «labores administrativas» en caso de no superar los ínfimos estándares de calidad de la evaluación que se propone. Las plazas (esas sí privatizadas por el sindicato y por unos cuantos) son intocables y esto cancela la posibilidad de una mejor educación para los niños.

México está en una posición hoy de privilegio en el entorno internacional y da coraje ver cómo todas las reformas terminan siendo la versión «light» de aquellas que se proponen y que podrían cambiar el rumbo de temas estratégicos para aprovechar el contexto internacional. 

Grupos de poder, crecidos ante la incapacidad de gestión de Fox y Calderón, están dispuestos a todo para reclamar lo que «es suyo»: plazas, beneficios, prestaciones, opacidad en el manejo de sindicatos… y un largo etcétera.

Vamos a ver en qué termina la denominada «Reforma Energética». Sin darle la razón a nadie lo que parece es que algunos quieren que todo cambie para que todo siga igual. Les da miedo pagar el costo político de hacer verdaderos cambios. Ya de por sí la reforma planteada por Peña no es la ideal, vamos a ver si no termina siendo otra reforma «light».

La vista desde el Club de Golf Coral

La vista desde el Club de Golf Coral

Muchos mitos se han creado alrededor del golf. Se piensa que es un deporte sólo para «viejitos», a muchos se les hace muy aburrido (porque no lo entienden), pero la mayoría piensa que es un deporte «muy caro», exclusivo para la élite económica de México.

La verdad es que, como cualquier deporte, el costo puede alcanzar el nivel que uno desee. Claro que los clubes en el valle de México y en muchas de las ciudades más importantes del país tienen membresías costosas -sobre todo si es más cercano y tiene mejores amenidades- pero hay muchas opciones para practicarlo sin pertenecer a la clase más privilegiada.

Pero comencemos por el principio… ¿qué es el golf?

El golf es un deporte que se juega de manera individual. El objetivo es llevar una pelota de 42.67 mm de diámetro a través de un campo, generalmente de 18 hoyos, en el menor número de golpes posibles utilizando para ello una serie de palos, o bastones. Se trata de un deporte de precisión, en el que a través de una serie de movimientos controlados, el individuo ejecuta un swing con cada uno de esos bastones para llegar a su objetivo.

Este deporte se juega en un campo diseñado para prestar al buen jugador las facilidades para ejecutar bien cada uno de sus golpes y con condiciones para «retar» a los jugadores amateurs con una serie de obstáculos durante el recorrido. Estos obstáculos pueden ser agua, rough (pasto no podado a cierta altura), arena, árboles, hazards (dificultades añadidas como riachuelos o vados), que imponen, además de una mayor dificultad de ejecución, castigos en cuanto al número de golpes.

El campo está dividido en pares 3, 4 y 5, que marcan el número óptimo de golpes que debe realizar el jugador desde el tee de salida hasta embocarla y dar por terminado el hoyo. De acuerdo con el número de golpes que se realicen se define un nombre para este score. Seguramente has escuchado los términos «birdie», «eagle», «boggie», etc… Esto hace referencia a cuántos golpes de más -o de menos- se utilizaron para ejecutar ese hoyo.

Podría extenderme enormemente, pero si quieres darte una idea más amplia te sugiero que entres a: Golf

Entonces, ¿es caro o no es caro?

La respuesta es: pues depende. Los clubes más exclusivos de las principales ciudades podrían resultar costosos y algunos mucho. Esto en función de la demanda de membresías, las amenidades que brindan y, claro del status. En muchos, inclusive, hay que pasar por un proceso de selección y algunos socios deben «recomendarte» para que seas aceptado, independientemente del pago de la membresía y mantenimientos. Esto no sólo sucede en México sino en muchas partes del mundo.

Pero el club es en lo último que debes preocuparte si te ha llamado la atención practicar este deporte. Lo primero que vas a necesitar es investigar dónde puedes practicar y tomar clases. La mayoría de los Golf Ranges, o prácticas de tiro tienen instructores y equipo que pueden rentarte. No necesitas hacer una inversión inicial elevada para averiguar si este deporte te llama la atención o no.

Si tienes curiosidad, investiga qué práctica te queda cerca y date una vuelta. Toma una clase y confiesa tu novatez. Para esto sólo debes llevar unos pantalones cómodos y unos tenis (para no resbalarte). Nunca se recomienda «acompañar» a un amigo en el campo si nunca has tocado un bastón de golf. La experiencia puede resultar frustrante, pues se trata de un deporte que «se ve fácil». Créanme, no lo es.

Ya me gustó… ¿y?

Bueno, ahora sí comienza la etapa de equiparte con lo más básico, y esto es:

  • Pantalones para golf, generalmente de pinzas, tipo Dockers, hay de todos los gustos, modelos y precios. No te vayas luego luego a comprar el de Nike Golf necesariamente, aunque si te alcanza pues qué mejor. En la mayoría de los campos NO te dejarán jugar más que con pantalones de este tipo o bermudas.
  • Camiseta Polo, hay especiales para golf, pero cualquiera funciona. Toma en cuenta que no te dejarán jugar en camisetas sin cuello o sin mangas en ningún lugar.
  • Zapatos. Igual, hay de todos los precios y marcas. Yo recomiendo unos Foot Joy, que son muy buenos, te van a durar mucho y algunos modelos no son tan caros.
  • Puedes adquirir todo este outfit por alrededor de 200 o 250 dólares.

Ahora el equipo:

Sí, haz visto a los pro’s usar Taylor Made, Callaway, etc… No es necesario que compres marca. Trata de comprar un equipo para principiantes o inclusive usado. Un tip es que generalmente tu instructor en la práctica tendrá algunas opciones para ti.

Realmente puedes adquirir un equipo, con todo y bolsa desde unos 400 dólares. Obviamente no será el mejor equipo, pero será suficiente para comenzar y ya que le agarres gusto harás esfuerzos (o no) para comprar equipos más caros.

Lo que debe tener tu equipo es:

  • Driver – Te servirá para los tiros de salida donde el rango de tiro es amplio (tu caddy te indicará cuándo usarlo)
  • Maderas – Estos son palos largos, pero se usan sin el tee, que es el palito ese que se usa para poner la bola y te darán más distancia. Por lo menos debes tener una madera 3 y una madera 5.
  • Bastones del 4 al 9 – Estos son los hierros, que van aumentando el grado de inclinación de su cara y te dan distintas alturas y distancias. El 4 tendrá un ángulo mayor y te dará más distancia (si le pegas bien).
  • Pitching wedge – Este se utilizará para tiros elevados con una distancia entre 90 y 110 yardas. Toma en cuenta que aunque estemos en México, el Golf usa Yardas. Hay marcas de yardaje por el campo pero si eres novato te aconsejo siempre preguntar al caddy.
  • Sand Wedge – Sí, adivinaste, te servirá para salir de las trampas de arena, pero también para tiros elevados entre 20 y 90 yardas. Es muy útil cuando estás cerca del green.
  • Putter – Es el que hace el trabajo final de meter la bolita al hoyo. es indispensable tener uno.

Ya estás equipado. El máximo de bastones que te permitirán llevar es 14, pero con estos 12 lo harás muy bien. Algunos añaden hierros más bajos como el 3 o una madera 7, o un wedge de ángulo más bajo para elevar más la bola y ser más precisos en los tiros de acercamiento (approaches).

¿Y dónde juego?

Ahí está la cosa. Ya tomaste unas 10 clases y tu instructor te dice que van a salir al campo a jugar, o simplemente ya te animaste a ir por tu cuenta. Esto puede ser algo intimidante al principio, pero no es así.

Hay clubes que son de acceso libre, pues en México no tenemos campos públicos. Quiere decir que en algunos campos podrás jugar pagando un Green Fee (Cuota del campo) sin necesidad de ser socio. Se trata de buscar un poco y obtener una guía de campos. Algunas vienen hasta con descuentos para las cuotas.

En algunos campos alrededor de la ciudad es posible jugar con un green fee de 50 dólares y algunos tienen días más baratos. Claro, no serán los campos más impresionantes, pero sirven para practicar y pasar un buen rato. Por lo general, un campo entre semana, decente, puede jugarse en un rango de 70 a 150 dólares por una ronda de 18 hoyos.

Un aspecto importante es el Caddy. Será tu salvación en el campo, pero NO es tu instructor. Los caddies tienen la costumbre de dar consejos no solicitados. No los escuches si estás convencido de lo que estás haciendo, pero la realidad es que la mayoría de ellos juega y lo hace muy bien, así que no está de más tratar un tip o dos. Simplemente no los tomes como instructores.

Primero, el caddy en el campo tiene más experiencia que tu y, además, es persona. Así que trátalo con respeto. Su trabajo consiste en cargar tu bolsa de golf (así que no le eches 16 bastones, 50 bolas, dos chamarras y el Gatorade de a litro, porque PESAN), asesorarte en el yardaje, pasarte el bastón adecuado, tomarlo cuando termines de usarlo, limpiarlo y guardarlo en la bolsa. Además, te darán las «caídas» en el green, que es la referencia o ruta que debes seguir para tu tiro con palabras tan ambiguas como: «déle normal, un poco más de normal, pesado, de violín, ligero», cuya equivalencia hasta no ha podido descifrarse.

También se encargan, algunos, de hacer ameno el paseo, platicar experiencias, animarte cuando la vas regando y, a veces secretamente, apostando por o contra ti con los caddies de tus compañeros de ronda. Usualmente el club cobra una «tarifa de caddy» que ronda los 20 dólares y ya dependerá de ti darles una propina adicional. Al finalizar tu ronda reflexiona en la ayuda que te brindó y el hecho de que tuvo que ver cómo tirabas 130 golpes en un campo que debió haber tomado 72, así que no seas tacaño, sobre todo si piensas regresar a ese campo.

Bueno… es caro.

Vuelvo al sí, y no. ¿has ido al boliche últimamente? No es lo más barato del mundo. Ahora, si de deportes caros se trata, intenta practicar triatlón, por ejemplo, donde deberás comprar equipo especializado y simplemente las bicicletas pueden costar desde 1000 hasta 12,000 dólares, según me han dicho. A eso añádele que deberás pagar inscripciones a los eventos y viajes, ya que generalmente son en playas o lugares turísticos como valle de Bravo, Cozumel, Cancún…

Obviamente el golf no te va a dar los beneficios físico atléticos que un triatlón, nadar, correr o ir al gimnasio, pero sí te dará otro tipo de satisfacciones. Si caminas el campo (no uses cochecito si tienes menos de 60 por favor) estarás caminando entre 7 y 8 kilómetros en un juego, así que tampoco es como que te quedes en la sala viendo la tele. Pero el verdadero valor está en el contacto con la naturaleza, momentos agradables con los amigos, oportunidad de entrar a círculos de negocios más interesantes y simplemente el reto de superarte a ti mismo.

Como ves, comprando el equipo básico, pagando clases y el primer green fee, a lo mejor te gastas unos 1,000 dólares en arrancar en este juego. Con la ventaja de que los bastones no los tendrás que cambiar en un buen tiempo.

De ahí en adelante el cielo es el límite. Claro que hay membresías a clubes que superan los 150 mil dólares, equipos de última generación que pueden costar 5,000 dólares, bolsas de golf Hugo Boss de 1,200 dólares, green fees que superan los 400 dólares… sí, ahí sí se convierte en un deporte «caro».

Pero gracias al auge que este deporte está teniendo en México y que comenzó con la fiebre de Tiger Woods y Lorena Ochoa, las opciones para practicarlo son cada vez mayores y para todos los precios. Nunca es tarde para comenzar, así que a darle.

En otros posts hablamos de etiqueta de golf, apuestas y varios temas para amateurs como tu y como yo.

 

 

 

 

El Hombre Vertiente

Publicado: agosto 14, 2013 en Entretenimiento, Música
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Escena de "El Hombre Vertiente"

Escena de «El Hombre Vertiente»

Una de las maravillas del teatro es la capacidad de estar en contacto con los actores, verlos, sentir su energía y adentrarte con ellos en la trama. Ninguno en la sala ve la obra con los mismos ojos. Cada uno entiende lo propio, lo que su contexto y estado de consciencia le permite. Por ello algunos las odian, otros las aman y muchos más no les entienden (aunque aparenten que sí).

Cuando me invitaron a ver «El Hombre Vertiente» no sabía bien a bien qué esperar. Sabía que habría agua, y por eso aconsejé a mi esposa para que llevara un cambio de ropa para nuestro hijo de 8 años, que por primera vez nos acompañaría a un espectáculo de este tipo.

Por la portada era fácil predisponerse a ver algo muy parecido a «Fuerza Bruta». Una compañía de teatro argentina, Ojalá, era la encargada del montaje y, de alguna manera ya nos habían hecho ver cómo se rompe el molde del teatro convencional, al convertirte en parte de la experiencia. Debo decir que Fuerza Bruta me encantó.

Sin embargo, fui con la mente abierta a ver qué ocurría. Resulta que prácticamente el único factor en común es el agua. El Hombre Vertiente es un viaje, alucinante, perfectamente montado en el «Plaza Condesa», que yo disfruté como niño, como nunca. Tal vez fue porque asistí con mi hijo, que adopté la posición de sacar el mejor provecho de este espectáculo.

No intentaré siquiera ofrecer una explicación a la trama. No creo que sea posible y haría yo mal. Pero sí digo que quien vaya encontrará una experiencia intensa, fenomenal, con todos sus sentidos. Actores apareciendo de cualquier parte, agua lanzada a quien tenga cara de querer ser mojado, música, baile, diversión pura.

Hoy recuerdo a mi esposa y a mi hijo empapados, bailando, riendo con desconocidos, en una comunión de espíritus que duraría sólo unos momentos. Poco antes, cuando los actores que después se unieron al baile agradecían los aplausos, me acerqué a mi hijo y le dije: «Mira, Diego, así se le ve la cara a quien hace lo que más le gusta en la vida». Sé que es algo que no se le va a olvidar.

La obra estuvo muy poco en México, pero si un día tienen oportunidad de verla, no se la pierdan.

Y después de la tormenta

Publicado: noviembre 29, 2012 en Uncategorized

El lunes tomará posesión el que hoy es presidente electo de México, Enrique Peña Nieto. Habrá, como en aquellos tiempos en los que Fox como diputado se puso orejas de burro, un grupo de diputados que harán manifestaciones en medio del desdén de Peña Nieto y su equipo de colaboradores y legisladores. El ala más moderada del PRD ha dicho ya que no tomarán la tribuna de San Lázaro, pero afines al «Movimiento de Regeneración Nacional», seguro tratarán de hacer algo.

Podrán decir misa, y la dirán, pero el hecho es que Enrique Paña Nieto y el Partido Revolucionario Institucional están de vuelta. Para muchos es el regreso de la dictadura perfecta «recargada», con la combinación de viejos dinosaurios, como Chuayfett, Pedro Joaquín, Manlio… y la de nuevos bebesaurios, encabezados por lo menos de manera pública por EPN.

Para Andrés Manuel López Obrador, ésta ha sido la culminación de otra maquiavélica componenda entre el Partido Acción Nacional y el PRi para «vender a México a los extranjeros» a través de un fraude electoral que le ha vuelto a ganar la presidencia a los mexicanos (él es todos los mexicanos, recordemos).

La lucha de buenos contra malos continuará. México es un país profundamente dividido, donde la razón es lo último que impera. «¿Cómo va a ser presidente si casi dos terceras partes de la población no votaron por él?» escuché decir el otro día. ¿Pues cómo que cómo? En un sistema de tres partidos, ¿no es al menos lógico que nadie puede ganar con más de la mitad de los votos? 

Se requiere una pesada estructura de votos corporativos para arrasar una elección como lo ha hecho Miguel Ángel Mancera en la Ciudad de México… por el PRD. «Aquí los problemas electorales se dirimen de otra manera» dice un anuncio en la radio -palabras más, palabras menos- ¡Pues claro! ¡Aquí sí ganamos! ¿no?

Por eso la propuesta de una segunda vuelta entre los dos que hayan quedado en los dos primeros lugares es de lo poco sensato que está proponiendo Calderón antes de desalojar Los Pinos. Aunque claro, eso significa… gastar más en unas ya de por sí carísimas elecciones.

La sociedad quiere cambio. De acuerdo con Consulta Mitofsky, 59% de la población cree que habrá algún cambio positivo durante la presidencia de Peña Nieto. Muchos confían en que ésta estará relacionada con la seguridad. Ahí ya se han dado los primeros pasos, por lo que la percepción pareciera estar en camino de cumplirse. Ya no discutiremos aquí si es o no conveniente encargar a Gobernación el mando de la seguridad pública, pero coincido un poco con Fernando Gómez Mont en el sentido de que esto encierra más «contras» que «pros». Al tiempo.

Por su parte, en lugar de haber capitalizado unos excelentes resultados electorales que obtuvo la izquierda en Julio, AMLO ha decidido -como siempre- irse por la suya y dividir a la ya de por sí dividida izquierda mexicana. A la voz de «aquí sólo mis chicharrones truenan», decidió hacer de Morena un partido político. Si acaso alguien puede iniciar un partido hoy en día, por el arrastre e infraestructura que tiene, es él. pero queda de manifiesto el «estás conmigo o estás contra mí». No hay claroscuros salvo cuando éstos son «justificables», como el caso de Alejandro Encinas -un ultra condicional de AMLO- que no renuncia al PRD, pero es miembro importante de Morena.

Es indudable que en una buena parte de la población ha quedado fija la palabra «fraude». Se hizo mucho marketing al respecto. Mentes -que antes trabajaron para el hoy «fraudulento»- trabajaron ahora del lado de AMLO para crear toda una cultura del fraude. No sé el objetivo que tuvieron, pero sí el resultado: una nueva y necesaria reforma electoral, que trate de curarse en salud ante los desconfiados, pero que será tan inoperante en la realidad como lo es la actual.

Se supone que los candidatos tienen algo así como 90 días para hacer campaña (no me crean), pero ya ahora tanto Marcelo Ebrard, como el mismo López Obrador, y hasta Margarita Zavala, están en una especie de campaña velada por el 2018. Es decir: la Ley no se desprende de la realidad que hay que regular, sino que pretende crear un mundo de fantasía hecho con el fin de crear polémica y tener más tiempo a los políticos en la tele.

Yo veo esto como el fútbol soccer. las reglas parecen ser claras, pero están a juicio de una persona que, humana como es, está condenada a tener errores de apreciación. De esto se aprovechan los jugadores utilizando todo tipo de mañas, que van desde adelantar una barrera en un tiro libre (ahora tiene el árbitro que pintar su raya Comex, ridículo), hasta levantar inmediatamente la mano cuando acaban de anotarle un gol, como induciendo al árbitro a pensar que el jugador estaba en posición adelantada.

Por lo pronto la tormenta pasó. Quedan ahí los resentidos, para quienes Peña no será jamás su presidente (noticia: sí lo es) porque no es legítimo, porque ellos no votaron por él.  El movimiento #Yosoy132 pero que no es capaz de juntar ni a 132 en sus asambleas, ha perdido credibilidad y sus más aguerridos integrantes pasarán a formar parte de Morena. Así ha sido siempre. De movimientos «estudiantiles» han salido muchos de quienes ahora ostentan cargos en la izquierda (léase Ímaz por ejemplo). Y eso es una verdadera lástima, porque sí que México requiere que los jóvenes levanten su voz de manera auténtica.

La tormenta pasó, y si una cosa hicieron bien los gobiernos panistas fue mantener lo mejor posible los indicadores macroeconómicos para que ahora estemos en posibilidad de crecer. México y América Latina se han convertido, ante la situación precaria de Europa y el «fiscal cliff» de Estados Unidos, en un imán para las inversiones.

Quedará en cada uno de nosotros decidir si se pone a trabajar para aprovechar este crecimiento que se avecina, o sigue quejándose del gobierno que «les ha sido impuesto». 

¿Es en serio?

Publicado: julio 16, 2012 en Uncategorized

Últimamente hemos visto cómo la guerra en redes sociales por los resultados de la elección presidencial sube de tono. Como algunos lo anticiparon, los extremistas del lopezobradorismo iban a ser menos que después de 2006, pero mucho más intensos… y lo son.

Tal vez deba comenzar por fijar mi postura al respecto y esto puede ser difícil de entender para los radicales. Creo que México está en medio de una transición democrática, basada en una institución que ha sido construida por la ciudadanía, a pesar de los intentos de los políticos por destruira: el Instituto Federal Electoral.

Al estar en una transición, la democracia que vivimos no es perfecta. Yo diría que la de ningún país lo es, pero hemos ido dando pasos importantes y hoy estamos justo en un punto de alto riesgo. Las muestras de compra de votos, solicitudes ilícitas de dinero a empresarios y el rebase de los topes de campaña son irrefutables por parte de todos los partidos políticos. En algunos casos más, mucho más, y en algunos menos, pero en todos los partidos hay.

Los medios jugaron un papel determinante, así como la difusión de las encuestas realizadas por distintas casas que siempre dieron la ventaja a Peña. Algunas fueron serias, otras fueron utilizadas con fines propagandísticos, y cada quién las usó como convino (recordemos que AMLO usó la de Reforma que le daba un muy estrecho margen y luego la descalificó). El monitoreo de medios por parte de la UNAM muestra que, por lo menos en tiempo de difusión, se trató relativamente a todos de manera justa, pero tendríamos que ver el tema de la parcialidad o imparcialidad de cada uno de los contenidos.

Hubo dinero a la prensa: es muy seguro. No a toda, pero a los dueños de los medios seguramente sí se les repartió algo. Sin embargo, NUNCA veremos un cheque emitido por el gobierno del Estado de México, a nombre de Joaquín López Dóriga. Ese fotomontaje fue desechado hasta por muchos lopezobradoristas por resultar demasiado pueril. No sabremos cómo ni cuánto recibieron algunas plumas de las más reconocidas del país, por no hablar mal o hablar bien de Peña Nieto.

Estoy de acuerdo en que el Sr. López Obrador impugne un resultado por la vía legal. No sólo es su derecho, sino su deber presentar una batalla legal, aunque sea para perderla y él lo sepa de manera anticipada. Las condiciones para declarar la nulidad de la elección presidencial no son lo suficientemente sólidas de acuerdo con la Ley vigente y el Tribunal no se va a tomar a la ligera una decisión de este tipo. Tan saben que no van a ganar esta pelea, que están pidiendo que, de repetirse la elección, no participaran ni el PRI ni Peña, algo totalmente ridículo y -no soy jurista- pero hasta inconstitucional.

El radicalismo se va decantando en las redes sociales. Poco a poco quedan aquellos que ya no utilizan la razón para escribir y están plenamente cegados. Nada de lo que se diga será suficiente para convencerlos. Nada. Aún así, siguen inundando twitter y facebook de la misma propaganda y han dividido a la sociedad en dos:

1) Los buenos. Quienes están del lado de los pobres y las clases desprotegidas (la mayoría sólo se acuerda de ellas cada 6 años, pero da igual). Estos son los informados, quienes no prenden la tele ni por error y cuando entran a algún restaurante que tenga el canal 2 hacen lo posible por apagarla, darle la espalda o de plano retirarse del lugar. Ellos tienen la verdad, saben que el PREP fue manipulado, saben que el PRI compró 5 millones de votos, ni uno más ni uno menos.

Cualquier cosa que digan en contra de AMLO los reporteros o medios de éste o cualquier otro país es cuestionable. Con esto los medios y periodistas confiables se reducen a unos cuantos como La Jornada, Proceso o Carmen Aristegui. ellos sí saben la verdad, sí denuncian y ahí es donde tendríamos que estar viendo todos.

Ellos son los que sí quieren el verdadero progreso de México y éste sólo puede lograrse si Andrés Manuel López Obrador toma la presidencia de la república.

2. Los malos. Los vendidos y traidores a la patria. Quienes ven telenovelas y son incapaces de pensar por sí mismos. Quienes sólo votaron por Peña (o no) a cambio de regalos o promesas de puestos. Sólo ven telenovelas y creen en todo lo que les dice López Dóriga, sin chistar. Son fans de la «Gaviota», apoyan al «Teletón» y han condenado al país a regresar 70 años en su historia

Son los conformistas, los que quieren un México de regresión, que quieren que se venda el petróleo y ya de paso todo lo demás. Son quienes no quieren un país educado porque no les conviene. Son «peñabots», «comelonches», «Agachados» y «conformistas». En fi, una pena para el país.

Yo me resisto a dividir al país así. Tengo amigos que votaron por Andrés Manuel, otros que votaron por Peña Nieto y otros que pensábamos que el PAN podría aprovechar mejor una tercera oportunidad. Ninguno recibió ni un puesto, ni un lunch, ni una tarjeta de Soriana, ni una pantalla de Plasma de las que daba el PRD. Nada. 

Ejercimos nuestro voto libre, y lo guardamos en el secreto que cada quién quiso. Algunos lo dijimos y argumentamos discusiones sobre los pros y contras de cada uno. Hubo roces, sí, de ideas, pero al final seguimos siendo amigos y familiares. Ningún político vale la pena como para perder una relación de amistad.

Decidimos confiar en la democracia, en esta que está en construcción. Decidimos que si todos los partidos políticos tienen un representante en el IFE y además cada uno participó en la reforma electoral con sus puntos de vista, pues había que respetar las reglas del juego. Mi padre fue presidente de casilla y todos los representantes de los partidos fueron civilizados, respetuosos y estuvieron muy atentos a su labor. 

Quiero pensar que así fueron todos los representantes de los partidos y que los ciudadanos, que fueron quienes hicieron estas elecciones, estaban trabajando con seriedad. Desde luego que no puede hablarse por todos, puedo hablar de quienes conocí, vecinos míos que entregaron no sólo un día, sino varios de sus vidas para capacitarse y ejercer una función extraordinaria.

¿Las leyes están mal? hay que cambiarlas, reformarlas. ¿No nos gustó quien quedó de presidente? Cuestionemos su actuar, pero no a priori. Veamos cómo pasan las cosas. El PRI sabe que tiene una oportunidad de oro para afianzarse o destruirse, como la tuvo el PAN. Tiene una vigilancia extrema, la información ya no puede ser acallada como lo fue antes y tienen la presión internacional encima.

Si el movimiento #Yosoy132 quiere pasar a la historia como un verdadero factor de cambio en el país, y no como una estrategia electorera de un grupo, debe entonces madurar la posición y dejar de definirse como «AntiPeña» y redefinirse a favor de la democracia. Los estudiantes de esa edad, por definición, deben ser rebeldes. Aplaudo que lo sean. Pero también estar en una casa de estudios implica abrir la mente y considerar distintas ideas y posiciones. Un movimiento que por definición se cierra al diálogo pronto va a ver mermada su credibilidad, como lo estamos viendo ya ahora.

Y las redes sociales son libres y deben seguir siéndolo. Pero no deja de dolerme ver a gente en mi país que piensa que es con groserías, insultos, descalificaciones y mentiras -que de tanto repetirse se creen verdades- van a cambiar al país. Sé que no es la gente que lo cambiaría ni aunque hubiera ganado López Obrador. Esta decantación de la opinión radical está dejando a los resentidos sociales, a quienes siempre pensaron y piensan que su destino está en manos de un político, al que le confieren habilidades y poder superiores a las de cualquier ser humano.

Lo hacen también a los dos lados. De un lado, el de los buenos, está López Obrador y Morena, todos iluminados, impolutos e incorruptibles, adalides de la democracia capaces de sacar adelante a México. Del otro lado están Peña, manipulado por la omnipotente mano de Carlos Salinas (Una especie de Darth Vader) y un partido plagado de corruptos y seres despreciables.

Es un excelente argumento para una telenovela de esas que tanto criticamos. La mujer buena, pobre e inocente, vejada por el rico hacendado capaz de matar a quien se le cruce en el camino. Desde donde lo veo, ambos argumentos son extremadamente ridículos. Por eso, cuando leo algunos comentarios en las redes, no me queda más que pensar: ¿es en serio?

Sobra comentar la participación de Andés Manuel López Obrador en el programa de Tercer Grado. Se han gastado miles de twitts en pocas horas para platicarlo. De hecho, debo confesar que no lo vi en vivo porque tuve un día muy arduo de trabajo y, de plano, ya no llegué.

Por los twitts y columnas confirmo lo que pensaba desde antes. Ambas partes iban a la defensiva, el ambiente estaba caliente y ninguno de los dos supo comportarse. Adela gritó, Ciro y Loret se burlaron abiertamente con risas, Joaquín se defendió y Brozo no fue, porque mandó a Víctor Trujillo. De Marín ni hablar, si se puede es hasta más lento para plantear las cosas que AMLO.

Uno de los twitts que más llamó mi atención fue el de la periodista Yuriria Sierra, que dijo: «A veces me dan ganas de que AMLO gane nomás pa’ que todos vean -durante 6 años- cuánto y cuán profundo los engañó a todos durante 12!!». No puedo estar más de acuerdo con ella. Sus seguidores a ultranza viven engañados, cegados por la pasión, lo que buscan es una revancha histórica.

Para ellos, muy activos por cierto, en insultar, denostar y ofender a quien no piense como ellos, lo de menos es que gane o no López Obrador. Se trata de personas -pocas, afortunadamente- que están buscando una sola cosa: sangre.

Así, no importa si un periodista ha sido leal y reiterado su lealtad a López Obrador, como Federico Arreola. Él tampoco tiene derecho a pensar distinto, a cuestionar al líder supremo. Para ellos, es un traidor a la patria.

Así como son traidores a la patria todos aquellos periodistas -cientos- que «se dejaron comprar» por el candidato Peña Nieto y por el PRI. Si piensas distinto y te atreves a expresarlo públicamente, estás comprado. Yo no puedo meter las manos al fuego por ningún periodista, pero me cuesta trabajo creer que todos estén comprados, a lo mejor también soy un traidor a la patria.

Por eso no vi tercer grado, porque el resultado, cualquiera, no cambiaría ni definiría el voto de nadie. Para ellos, AMLO resultaría vencedor no importaba qué sucediera esa noche. Si sobresalía, es porque había dominado a los conductores de Televisa; si no, es porque había sido emboscado por un grupo de periodistas vendidos. Al final, nunca pierde.

Las encuestas no sirven, todas están «copeteadas» o «cuchareadas». Todas. No hay posibilidad de error en ellos, ni discernimiento, ni conocimiento de metodologías estadísticas, pero ¡hey! Tal vez estoy pidiendo mucho. Quienes atacan con insultos llamando «perra» a Yuriria Sierra o Adela Micha, con trabajos saben escribir. Son capaces de cometer 6 faltas de ortografía en 140 caracteres. Una clara muestra del fracaso educativo en México.

Las únicas encuestas que sirven son aquellas que le dan ventaja a su líder supremo. Pero no siempre, si se atreven a poner algún número en contra, vuelven a ser vendidas en ese preciso momento. Imagino que más allá de un chayote universal, lo que han optado por hacer medios como Reforma es un «pago por evento». Esta semana te subo en las encuestas, cobro, si te bajo, no.

En redes sociales la situación es francamente terrible. Los insultos están a la orden del día. Los ultrapejes han dividido a la sociedad en dos: quienes están con López Obrador y quienes vemos telenovelas. Entre quienes están «informados» y a quienes nos ha lavado el cerebro López Dóriga. No hay intermedios, no hay escala de grises. Para ellos es todo blanco, o todo negro. Estás conmigo, o estás contra mí.

Hoy, para los radicales del movimiento, no hay razonamiento que valga. Y lamentablemente le están haciendo mucho daño al candidato de las izquierdas. Ayer decía yo: es como tener un amigo que parece buena onda, pero que tiene 10 doberman por los cuales no responde. «Yo soy bueno y quiero llevar las cosas por la paz, pero si hay fraude, pues ni modo que me deje».

Hoy quien no está con López Obrador es un traidor, desinformado, ignorante, comprado… un traidor a la patria. Si pierde AMLO tampoco va a poder reconocer el triunfo de otro de manera abierta aunque quiera, pues corre el riesgo de ser, ante sus seguidores radicales, también él un traidor a la patria.

Yo espero que gane la democracia. Desde luego que hay mucha gente harta, desilusionada de la alternancia, que quiere un cambio y que va a votar por López Obrador. Todo mi respeto para ellos. AMLO no es un peligro para México, el peligro para México es la gente que busca revancha, que busca en otros la causa de sus problemas y de su situación. A ellos, nunca nadie les dará gusto.

Y por eso comparto lo que dice Yuriria: a veces quisiera que ganara, para que se dieran cuenta de lo mucho que los ha engañado durante tanto tiempo. ¿Se caería el país? No. ¿Se perpetuaría en el poder? Tampoco. México no es Venezuela. Lo más que puede pasar es que se le quiten las ganas de gobernar, que se encuentre un Congreso como el que hoy está y que no pueda cumplir más del 10% de sus promesas. ¿Sería raro en México? No.

Lo más que va a pasar es que la gente se desilusione, que los mercados se espanten temporalmente, que se pongan en riesgo los avances macroeconómicos y se eche mano a recursos para cumplir hoy e incumplir mañana. Eso se puede arreglar. Con mucho esfuerzo, pero se puede. A mí por eso no me preocupa que gane AMLO. Mi capacidad me da para hacer negocios aquí y en cualquier parte del mundo, gracias a Dios.

Tampoco espero nada de Peña, ni de Josefina… mucho menos de Quadri. Yo estoy razonando mi voto por aquel que prometa joder menos, no ayudarme más. Los problemas endémicos en México se van a resolver con proyectos viables y con participación ciudadana, no por arte de magia.

Quienes trabajamos por nuestra cuenta y damos empleo no tenemos el tiempo de andar en marchas pro ni anti nadie. Ni voy a hacer lunadas afuera de televisa ni me voy a poner a decir que soy un número. Siento que ayudo más a mi país trabajando. ya sé, para los ultrapejes soy un desinformado, un pendejo, un mediocre, un comprado, un traidor a la patria… pero estoy dispuesto a vivir con eso.

Publicado: junio 7, 2012 en Uncategorized

¿Por qué no voy con AMLO?

Publicado: May 18, 2012 en Opinión
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No puedo evitarlo, me encanta la reacción que un proceso político tiene en la gente y no puedo abstraerme de la discusión. Creo, como dice un buen amigo, que si no votas, no puedes entonces quejarte porque has renunciado a tu derecho a participar en la democracia. Incompleta, inacabada, en proceso, pero lo que vivimos es una democracia desde el momento en que se nos permite opinar libremente y sufragar de acuerdo con nuestra escala de valores.

Yo no voy con AMLO, pero entiendo a quien sí va. De buena fuente sé que es bien intencionado, congruente y un apasionado de sus ideas. Creo que a México y a cualquier país le hace bien un candidato así, contestatario, incómodo, beligerante, que renuncia a que el país siga como siempre. No voy con él porque sus promesas fáciles hipotecan mi futuro y el de mi hijo, el de nuestros hijos. Porque sus propuestas carecen de principios económicos simples. Voy a algunos que está haciendo y, espero que me leas desde una premisa: No odio a AMLO, no pienso que es un peligro para México, no me ha lavado el cerebro Televisa ni López Dóriga. Hablo desde la objetividad que me da no ser miembro de ningún partido político y, por tanto, no recibir ningún tipo de beneficio:

Bajar el costo de energéticos como gasolina, gas, luz, etc…

No es posible, primero, aumentar un subsidio a la gasolina que ya en 2011 alcanza más de 300 mil millones de pesos. El costo lo pagamos todos y los beneficiarios son aquellos que tienen el dinero suficiente para tener un vehículo, o varios. La luz tiene que prestarse en competencia para lograr un precio que sea conveniente para los consumidores, como cualquier otro bien. No podemos andar ofreciendo que vamos a bajar los costos de todo, pero es lo más fácil porque es lo que la gente quiere escuchar. No importa que los subsidios a los energéticos terminen con reservas y afecten a la economía en general, suena muy bonito.

Generar 7 millones de empleos…

Claro, ¿a quién no va a gustarle escuchar esto? ¡Pues si es un paraíso! ¿Es necesario? Por supuesto que es necesario crear 1.2 millones de empleos anuales. Claro que lo es en un país de jóvenes, donde sus viejos no previeron el retiro y tienen que seguir trabajando. Andrés Manuel no falta a la verdad cuando dice que es la única manera de mantener quieto a un pueblo, con prosperidad. Pero el problema es que ¡no puedes crear 1.2 millones de empleos por decreto! Los empleos los crean las empresas privadas, los «Toño y Pepe» que escuchamos en los anuncios. Cada uno de a 10, 20 o 50 empleos, va a crear esto en un ambiente de competitividad y no de proteccionismo. Yo hasta hoy no he escuchado de él un cómo. A lo mejor se lo está guardando por si llega a la presidencia.

Que la economía crezca 6 por ciento al año

Lo compro. México ha tenido un desempeño por decir lo menos, mediocre en las últimas dos décadas. Sí, los indicadores macro están mejor que durante todo el priísmo, pero estamos estancados en crecimientos muy menores. No importa que Europa registre crecimiento cero o Estados Unidos vaya por debajo de México, las oportunidades para crecer deben dar para más. Pero insisto, no podemos tampoco crecer por decreto, ni con medidas artificiales. Se necesita generar empleo y trabajo productivo. Yo soy empleador y despedir a un empleado es una monserga, por ello las empresas han buscado -yo no- métodos que carecen de cualquier ética como el outsourcing para tener plantillas de empleados sin pagarles IMSS ni darles prestaciones. Una política laboral como la que tenemos inhibe la generación de empleo. Propuestas concretas, y no lugares comunes, son lo que necesitamos conocer de AMLO.

Combatir la corrupción de tajo

Bien ahí. Claro que debemos combatir la corrupción rampante, no sólo la pública, sino la privada también. Decía al principio de este post que AMLO parece un tipo serio. Sus seguidores moderados y pensantes, que son muchos, me lo han presentado como alguien honesto y me parece muy bien. Nadie me ha comprobado que sea cierto lo de su mansión en Las Lomas y los despilfarros de su Junior. El problema es el aparato burocrático del gobierno. ¿Qué programas anticorrupción va a aplicar? ¿Cuánto tiempo va a tomarle?

Ejemplos hay. El SAT era uno de las más lamentables instituciones del gobierno, hasta que entendieron que su propósito es cobrarnos. Entonces metieron programas muy intensos de capacitación y mecanismos de vigilancia. Hoy nadie -o por lo menos no me ha tocado- del SAT te pide dinero, no hay coyotes, el trato es amable. ¿Se puede cambiar? Sí. ¿En cuánto tiempo? Es lo que hay que ver.

Además, lo quiere hacer… reduciendo los sueldos del gobierno a la mitad. No, pues ¡buena suerte!

Acabar con los privilegios de un «grupo en el poder»

Sí, pero al mismo tiempo propone mantener los de otro grupo de poder. Cierto, deben en México acabarse las condiciones que provocan que tengamos al hombre más rico del mundo entre 50 millones de pobres. Debemos procurar equidad «haciendo que los de abajo suban, no que los de arriba bajen», como dijo Clinton hace poco en una conferencia a la que asistí. Convenciendo, persuadiendo, dice AMLO, se acabará con esto, para que todos paguen lo que tengan que pagar.

Bien, pero al mismo tiempo ofrece y eso lo escuché de Ricardo Monreal, garantías laborales para los sindicatos de LyF, que Mexicana va a volver a volar -por que sí- y fortalecer la autonomía sindical. Pues ¿en qué quedamos entonces? ¿No le gustan los grupos privados, pero sí los sindicales? ¿No es parte de la corrupción con la cual pretende acabar, o están exentos los líderes sindicales, así como están exentos de rendir cuentas, presentar declaraciones y pagar impuestos?

Garantizar acceso a las universidades a todos

Bien para las gradas, pero mal para la educación. En este país debe recibir acceso a la universidad aquel que lo merezca, no nada más porque acabó el bachillerato. Debe mejorar la inversión en universidades y crear más espacios, pero no son para todos. Una sociedad necesita de todo, no puro licenciado.

Recortar los sueldos a la mitad

Un puesto en el gobierno, de alta responsabilidad, cuando es bien llevado, debe ser remunerado de manera suficiente para no despertar otro tipo de inquietudes, que llevan a la corrupción. Y vamos a decir que todos los funcionarios aceptarán, de un día a otro, que sus sueldos sean reducidos a la mitad, está bien. Pero ¿qué creen? Que AMLO está sustentando buena parte de sus promesas en una medida que sólo va a poder tomar el primer año. Que quien haga su trabajo bien gane lo que merece. Coincido en que es una grosería lo que ganan los haraganes del Congreso y otros funcionarios.

Por eso no voy con AMLO, porque no me ofrece garantía de nada. No dice de dónde provendrán los recursos, pero está dispuesto a gastárselos todos para ayudar a quien menos tiene. Dar peces en lugar de enseñar a pescar y dar cañas, es lo que ofrece. No lo considero mal hombre, y claro que todas sus propuestas son agradables al oído. Pero no cuentan con sustentabilidad.

Los apasionados de López Obrador se apresuran a sacar cuentas felices -él mismo lo hace- que dicen todo lo que se va a ahorrar. Ofrece construir refinerías, el peor negocio dentro de la industria de los hidrocarburos, para dar empleos improductivos y condenados a perder. No señor, así no se hacen las cosas.

Y tampoco se hacen de la otra manera. Robando y encubriéndose como en el PRI, siendo ineptos y tercos como en el PAN, manteniendo negocios familiares como en el PVEM, PANAL, Convergencia o PT. Se necesita un político de izquierda de verdad, que sea capaz de ver hasta dónde tiene que hacer el gobierno y hacerlo eficientemente. Hoy en España extrañan la «izquierda» verdaderamente progresista y lógica de Felipe González, pero el PP ya no ofreció lo mismo con Zapatero. Van con Rajoy a ser más moderados en medio de una de sus peores crisis.

Como pueden ver, no injurié al Sr. López Obrador, sólo manifiesto mi desacuerdo con sus propuestas vacías. No ataco a quienes van a votar por él, pero tampoco creo en la posición fascista de «o con AMLO o contra él» que toman algunos de sus seguidores. Se vale pensar, analizar y estar o no de acuerdo. Yo no estoy de acuerdo, pero respeto profundamente a quien sí lo está. Insisto en lo que dije en un comentario de Facebook hace unos minutos: creo que el 2 de Julio, o el 1 de diciembre, lo único que habrá cambiado en tu vida, en la mía, es que tenemos un nuevo presidente. Por lo demás, tendremos que seguir trabajando por un mejor México, desde nuestra trinchera.